jueves, 24 de noviembre de 2011

Viaje al centro de la felicidad

Viaje al centro de la felicidad
La lectura como eudaimonía

María García Esperón

Los niños lectores encuentran en el libro el espejo de su condición sagrada.

Estamos aquí para hablar de libros y de jóvenes en primer lugar del sentimiento más poderoso que la lectura convoca, el que emana desde la primera página hasta la última, el que queda flotando en el aire cuando se cierran las tapas de estas extensiones de la memoria y de la imaginación, que como dijo Borges, son esencialmente los libros.
Para el sabio Aristóteles, toda vida es una eudaimonía: una tendencia hacia la felicidad. En este sentido, todo volver las páginas y repasar con el dedo los renglones, evocar alguna palabra, un verso o una historia leída es una voluntad de felicidad. Leer, así, sería una ética que persigue la felicidad como su fin último, pero una ética y una persecución que va encontrando su fin en su mismo hacerse, en su mismo leer y leerse.
Quien practica un arte o un deporte ha sentido ese estado especial que parece crear una burbuja protectora a su alrededor: al bailar el estrés se suspende, al pintar los colores del mundo cambian de velocidad y de tesitura y se hacen amables, al entonar la piel y los músculos en el juego en equipo y acelerar la sangre y el entusiasmo queda un remanente de buen humor y de apetencia de más juego, de más oxígeno, de más colores. Los artistas y los jugadores repiensan el mundo y lo re-sienten, lo resignifican y lo dignifican.

Quienes leen mucho han soñado mucho. Y quienes mucho han soñado y leído también han amado incansables, han amado por toda la eternidad y gracias a que han leído ese amor que se vive en todas las letras del mundo se conservan eternamente jóvenes.

Así el lector distendido en su libro, a pegaso de letras y alado de párrafos vuela en pos de espacios felices que son el vuelo mismo. Un libro y un filme –La historia interminable- han tipificado admirablemente esos momentos mágicos en que nos urdimos de letras al introducirnos valerosos y confiados, guerreros y amantes en lo que dicen los libros, en lo que nos dicen los libros.
Porque al leer dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en nosotros mismos pero plurales, polidimensionales, potencialmente infinitos. Cuando la infancia descubre la lectura en este sentido no apetece juego más alado, magia más absoluta. Los niños lectores encuentran en el libro el espejo de su condición sagrada. Porque la infancia es ese estadio de la edad humana en que la realidad se percibe en su misterio completo, en sus colores prístinos, en su sol absoluto, en sus cuevas llenas de tesoros y en el amor inmortal y dulce y misterioso y puro.
Quienes leen mucho han soñado mucho. Y quienes mucho han soñado y leído también han amado incansables, han amado por toda la eternidad y gracias a que han leído ese amor que se vive en todas las letras del mundo se conservan eternamente jóvenes. Porque han labrado su interioridad con el cincel purísimo de la conciencia de quien ha escrito esas letras que filtran su sonido como una caracola por el oído todo ojo del lector, sobre todo cuando éste es un niño, cuando ésta es una niña.

Porque nos reconocemos felices cuando leemos. Felices y satisfechos. Porque en nuestro leer tenemos la llave para hacernos felices, para alcanzar el ser pleno.

El arduo Gilgamesh de la voz cuneiforme pidió a Utnapishtim le revelara el secreto de la inmortalidad. Con gusto lo haré, dijo el Noé babilónico, te lo diré en el curso de mis historias, que has de escuchar sin dormir, aunque te parezcan largas o con vocablos y expresiones sin aparente pertinencia. Entreverados en mis sentencias, mis descripciones, mis memorias encontrarás la inmortalidad, la juventud, el amor, la eternidad. ¡Pero no te duermas, Gilgamesh! Y Gilgamesh cansado por el viaje emprendido y por sus muchas aventuras, se duerme y no se entera. Del mismo modo el dormido Odiseo no se enteró que estaban a su alcance los perfiles de su Ítaca cuando sus compañeros abrieron la bolsa de los vientos que los llevaron otra vez al exilio y a la incertidumbre que obtienen quienes no están despiertos del espíritu, quienes no escuchan con la mente, quienes no leen con la piel y el amor y la esperanza y los ojos bien abiertos.

Porque no basta leer por prescripción y convertirte en estadística o en índice de lectura. Hay que leer despierto, hay que despertarse en los textos. Hay que despertar al texto. Besarlo con el amor del alma, beberlo con toda la sed de los desiertos, romper los cardos y las ortigas de los cien años de olvido, atravesar con la espada del entusiasmo al dragón de la indiferencia, a la hidra de la ignorancia conforme, al leviatán de la moda que uniforma y tipifica y anestesia la conciencia anhelante.

Porque nos reconocemos felices cuando leemos. Felices y satisfechos. Porque en nuestro leer tenemos la llave para hacernos felices, para alcanzar el ser pleno, otra vez: eudaimonía eufónica y sinfónica, donde escuchamos resonar nuestras potencias intelectuales y afectivas como si de un concierto se tratara, donde escuchamos con los ojos las voces de nuestro pasado y percibimos el murmullo esperanzado de nuestro futuro. Leer es la experiencia completa, la máquina del tiempo, la alfombra mágica, el viaje efectivo y poderoso al centro presente y perfecto de nuestra propia felicidad.

*Conferencia pronunciada en el Infonavit. México, D.F. Febrero 2011

Magia y literatura en la escuela: un proyecto sin fronteras

Magia y literatura en la escuela
Un proyecto sin fronteras

María García Esperón

Un proyecto cultural sin fronteras
Cada vez son más las voces que se levantan a favor de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en relación con la escuela. Su paulatino empleo por profesores que han descubierto en los blogs unas herramientas extraordinarias para potenciar las inquietudes que se generan el salón de clase y que no tienen cabida en los horarios escolares ni son contempladas por los programas institucionales, muchos de ellos elaborados antes de que la revolución comunicativa que ha traído internet se manifestara.

En el ámbito de la animación a la lectura, tarea que la sociedad ha venido dejando en manos de la escuela debido a los complicados horarios de trabajo de los padres, a la configuración de la familia moderna y a la actitud apática que muchos adultos tienen con respecto a la literatura y a la poesía en relación con los niños, los recursos que brinda internet se han revelado como complementarios a esas extensiones de la memoria y de la imaginación que dijo Jorge Luis Borges que son los libros.
Quien esto escribe es una amante de la letra impresa pero también una entusiasta de la sociedad de la comunicación –que no de la unidireccional información- que puede ser posible a través de internet. Soy una escritora nacida en la red –mis primeros libros premiados comenzaron a escribirse en foros internacionales consagrados lúdicamente al estudio y disfrute de las culturas antiguas. Estando además muy interesada en el proceso educativo de mi hijo, ahora ya un adolescente, reflexioné en cómo construir una obra para niños que reflejara el amor por la cultura y el libro tradicionales y que al mismo tiempo pudiera vincularse con las poderosas herramientas que brinda Internet.
De este modo surgió mi libro “Las cajas de China”, que plantea el descubrimiento y estudio de las antiguas civilizaciones orientales de una manera lúdica, a través de narraciones encadenadas al modo de Las Mil y una Noches, en las que los protagonistas siempre son niños, niños antiguos a quienes les ocurren cosas que pueden sucederles a cualquier niño en cualquier época de la historia.
El libro, publicado en 2009 en Colombia bajo el sello de Hillman publicaciones, llegó a manos del educador y poeta asturiano Alfonso Pascón, con quien he sostenido una fructífera amistad por internet desde hace ya un año en un intercambio de conocimientos tecnológicos –cómo construir un blog, aprovechar los recursos, difundirlo, vincularlo, etc- y de apreciaciones estéticas al disfrutar la poesía para niños de varios autores y difundir la obra del poeta asturiano Aurelio González Ovies a través del medio del videopoema, que se nos reveló como el vehículo ideal para atravesar fronteras y dar a conocer la palabra universal del autor asturiano en diversos países de Hispanoamérica.
Este intercambio generó un lenguaje común entre un educador español y una escritora mexicana, que vino a cristalizar el lunes 16 de mayo de 2011 en el Colegio Público Guillén Lafuerza de Oviedo, al que acudí presencialmente al término de mi participación en el I Festival de Poesía Infantil Ciudad de León, que fue el motivo de mi viaje a España.

La escuela como espacio mágico

Un ambiente especial se vivió esa mañana
Alfonso Pascón, apoyado por todo el cuerpo de maestros de la escuela, convirtieron esta oportunidad en una experiencia extraordinaria para los estudiantes de todos los grados, desde Educación Infantil hasta 6° de primaria, abordando la lectura de mis libros de narrativa “Las cajas de China”, “El Duende No”, “La Limonada” y de mi poesía para niños disponible en internet –“Sombraluna”, “Aires de Donaire” y “Rimas de hadas” desde una perspectiva lúdica.
Y esta fue la varita mágica para dirigir la energía y la curiosidad característica de los niños hacia un objetivo preciso: la literatura –narración, poesía- sirve para extender la memoria y la imaginación, ya sea a través de un libro, de un pdf, de un texto digital o de la memorización gozosa de un poema. La literatura es ese lugar donde ocurren los descubrimientos más intensos, siendo el principal el de nosotros mismos. La literatura es el lugar de la libertad y de la magia verdadera y cuando es aprovechada por los educadores la escuela adquiere esa connotación preciosa de laboratorio donde el fin principal es el ser humano, libre, feliz, confiado, en continuo crecimiento intelectual, espiritual y afectivo.

Para lograr este ambiente, esta especie de cable eléctrico que conectaba los salones y sus niños y maestros deseosos de recibir la visita de la escritora para tener el interlocutor que esperaban y mostrarle lo que habían logrado a propósito de la lectura de los libros, Alfonso Pascón transformó el discurso visual de la escuela con los objetos más sencillos que se puedan imaginar, pero también los más poderosos: siete sobres colocados en lugares estratégicos –el primero pendía de un hilo en la escalera- en cuyo interior estaban escritas las indicaciones para moverse por la escuela e ir al encuentro de los chicos. Pero no eran unas simples instrucciones, sino poemas que hablaban con la magia de la sencillez y de la fe infantiles en lo maravilloso que estaba a punto de suceder. Poemas sin firma, anónimos y por lo mismo todavía más mágicos, que al ser leídos ante los niños en diferentes puntos del recorrido hacían de inmediato su efecto y creaban un espacio dentro del espacio, un espacio extraordinario.

Educación Infantil: donde todo puede suceder

Duendes, magia, piedras mágicas
Entre los más pequeños la experiencia se tiñó de una luz especial. La percepción de los niños de 3 a 5 años –lo saben educadores y madres- participa de la noción del mundo maravilloso. Los niños necesitan mitos y poesía porque el lenguaje del mito y de la poesía es el que está más próximo al de la primera infancia. Con estos pequeños las educadoras “trabajaron” tres de mis rimas de hadas, que aprendieron de memoria y entonaron por grupos. Previamente habían realizado ilustraciones de hadas ayudados por sus padres en dibujos llenos de toda la fe poética que poseen los niños. Ataviados con gorritos de duendes, los pequeños fueron ambientados con música especial y abandonaron la sesión más que caminando, bailando, inundados de alegría.

De una lengua a otra: por un mundo sin fronteras

En la escuela conviven niños de culturas diversas
Nuestras sociedades, afortunadamente, cada vez son más abiertas a las diferencias y en las aulas llegan a acudir niños provenientes de culturas e idiomas diferentes y su condición se respeta y valora y no se cae en los errores de otras épocas de hacer sentir al otro que tiene que olvidar su cultura para asimilarse por completo a la nueva.
En esta experiencia vivida el lunes 16 de mayo, un hecho llamó la atención de todos: Yin, una niña china, sin que nadie se lo pidiera, tradujo uno de los poemas del libro “Sombraluna” al chino. Lo hizo para ella en primer lugar, no para mostrarlo ni lograr un elogio o una distinción, sino como una manifestación de su creatividad y del proceso que esta pequeña vive al integrarse a una educación en castellano mientras en casa vive los valores, las tradiciones y el idioma de su cultura materna.
Una niña de 9 años, con este sencillo hecho, protagonizó ella sola un paso gigante en el encuentro de culturas diferentes. Demostró que no hay fronteras y que los idiomas pueden abrazarse, conectó dos universos, unió oriente y occidente. Apreció este poema y para hacerlo más suyo lo llevó de la mano a la lengua de sus padres, lo convirtió en su mundo, el verdadero, el mundo de sus adentros.
En este mismo espíritu, es digna de encomio internacional la educación pública que se imparte en Asturias por la atención que brinda a la lengua asturiana. En países como México, de gran riqueza lingüística, este tema es muy sensible y en las comunidades rurales de importante presencia indígena se intenta preservar las lenguas. Editoriales como el Fondo de Cultura Económica y Conaculta editan hermosos álbumes ilustrados con textos y poemas en mixteco, zapoteco, náhuatl, purépecha… En esta experiencia vivida en el Guillén Lafuerza, uno de mis poemas para niños disponibles en Internet, “Era un viejo barco”, fue traducido al asturiano -"Yera un barcu vieyu"- y leído por los chicos en emocionantes segundos en los que la literatura tomó o retomó la vestidura incomparable de la oralidad y de la vida.

Leer, conocer, investigar, saber


Los chicos emprendieron
investigaciones formales
El mundo mágico hambriento de mitos y cuentos de las edades primeras deja su lugar –sin irse nunca del todo- al ejercicio de la intelectualidad, el razonamiento y la abstracción. Los niños desde 4° grado empiezan a abordar el estudio de la Historia ya no como un cuento, sino como un proceso en el tiempo, donde hay causas, efectos, fechas, nombres, etc. El libro de “Las Cajas de China” presenta datos históricos concretos envueltos en el lenguaje de la ficción. Los chicos de 5° y 6°, guiados por sus maestros, emprendieron investigaciones en torno a las tres civilizaciones representadas en el libro: Egipto, China y la India, estableciendo conexiones y comparaciones entre ellas desde un punto de vista más formal, expresado a través del periódico mural del aula. Además, en 5° grado, la maestra ilustró el tema de la estructura del romance, que es parte del programa de Lengua, a través de la lectura de los poemas de “Sombraluna” que yo como autora construí precisamente en octosílabos como un homenaje al Romancero español.


Aprender y crear

El gato Miw y el arte naïf
Hace unos años, en México se aplicó en algunas escuelas públicas un novedoso programa; “Aprendiendo a través del arte”. Coordinado por Samuel Morales, que fuera investigador y funcionario en el Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo, el proyecto consistía en que los niños expresaran algún tema del programa escolar a través de obras plásticas, que realizaban bajo la dirección y enseñanza de jóvenes artistas plásticos mexicanos. Las obras de los niños fueron expuestas en el Palacio de las Bellas Artes de la Ciudad de México.
En el Guillén Lafuerza de Oviedo, el grupo de 3°, cuyo tutor es precisamente Alfonso Pascón, realizó una experiencia semejante a la mexicana que les comento. Aplicando los principios del arte naïf –que se inspira en las creaciones de los niños-, y dirigidos por Alfonso, los chicos expresaron uno de los personajes de Las Cajas de China, el gato Miw, en unas creaciones plásticas extraordinariamente logradas, que capturan de inmediato la percepción del espectador y que atrapan y otorgan la esencia del personaje.


Creación poética


Una dinamización de los procesos de lecto escritura como la que se vivió en el CP Guillén Lafuerza, dispara en algunos niños la creatividad poética, como fue el caso de Carla, de 4º grado, quien de manera espontánea envió un poema al correo de la escritora, asegurando además que haría una campaña poética entre sus compañeros para animarlos a escribir poesía y sugiriendo crear un blog especial para cuentos escritos por niños. 

Prospectivas y Érase una vez

Con "los sapos", el grupo de 3ª y su tutor, Alfonso
Las TIC con cuya mención comencé estas líneas que pretenden reflejar una de las más ricas experiencias educativas de las que he sido testigo, brindan a los chicos y a los maestros la oportunidad de continuar el contacto con los autores y de enriquecer con su diálogo la literatura infantil y juvenil del siglo XXI. Es tan obvio que no debería mencionarse, pero a la vez es tan maravilloso reflexionar que en este mundo que se está creando las fronteras entre países no existen y que en el caso de España e Hispanoamérica los contactos que estamos estableciendo educadores, niños, padres y creadores a través de internet están configurando una nueva cultura ante la que podemos sentirnos optimistas. Las TIC no son propiedad de ningún poder ni de ninguna orientación, son un medio de comunicación al que cualquiera puede acceder desde un ordenador personal. No hay que detenerse ante la aparente dificultad de algunas herramientas en primer lugar porque los niños, que son nuestro fin último, no se detienen. Ellos son nativos digitales y enfrentan con toda naturalidad la constante evolución de los lenguajes en la Red.
En los siete años que llevo como autora de literatura infantil y juvenil he visitado muchas escuelas en Colombia y México. El CP Guillén Lafuerza fue mi primera escuela española. Y en todos los casos he encontrado niños efervescentes y deseosos de saber, de aprender, de viajar a través de las páginas a las antiguas culturas, de escuchar poemas y de decirlos.


“Las Cajas de China” es de los que he escrito, uno  de mis libros favoritos, porque entraña la posibilidad de que ocurran procesos y experiencias llenas de magia y entusiasmo como los que he expuesto. Para que un libro se convierta en una experiencia extraordinaria no basta con que el autor lo haya escrito con talento y que la editorial lo haya editado con belleza y márketing. Lo más importante es que del otro lado, en la escuela y en el aula, haya un adulto dispuesto a comprometerse y arriesgarse, a entregarse y darse él mismo como regalo, a regalar y regalarse la expectativa de lo maravilloso, la luz de la transformación. Un adulto, maestro o padre, maestra o madre, o tío o tía o hermano o amigo de la familia o hermana mayor. Porque los niños, que son el objetivo de todos nosotros, padres, educadores, escritores, editores... ellos responden siempre. Y siempre nos sobrepasan, nos sorprenden, nos reeducan y nos crean de nuevo, de nuevo nos hacen creer con todas nuestras fuerzas, como a todos los que vivimos ese lunes 16 de mayo en el Guillén Lafuerza de Oviedo, que la magia existe y que “Érase una vez…”




Agradecimientos


A Alfonso Pascón, por haber desarrollado al máximo la propuesta literaria y cultural de "Las cajas de China".
A Aurelio González Ovies por haber hecho posible mi estancia en Oviedo y por haber llenado el colegio con la magia incomparable de su poesía.
Al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y a Consuelo Sáizar por el apoyo otorgado para la realización de mi viaje a España.
A Jaime por abrir el colegio que dirige a la aventura de esta propuesta.
A Sabina, por creer.
A todos los maestros del CP Guillén Lafuerza por convertir la literatura en vida.
A todos los niños del colegio por su sonrisa, su entusiasmo, su presente y su futuro.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El canto del mirlo: El lenguaje del Universo

El cantu'l tordu: el lenguaje del universo

Por María García Esperón


 Asómate a les sílabes
más altes de la palabra home,
lo más al norte de la xeografía la carne,
lo más al borde de su abismal esencia.
 (Aurelio González Ovies. El cantu'l tordu)


Siendo muy niño, escribió Baudelaire, abrigué en el corazón dos sentimientos contradictorios: el horror por la vida y el éxtasis ante la vida. 

Dos certezas igualmente positivas, que contradictorias se alzan en el resplandor de su unidad.

En El cantu'l tordu, del poeta asturiano Aurelio González Ovies, la contradicción de quien, como muy pocos, siente la vida plena y necesaria y al mismo tiempo fugitiva, se hace una con el lenguaje que siempre ha sido, hecho de pulsaciones y cadencias, de elocuentes balbuceos y de xiblíus, de calor, de lluvia, de estaciones, de pupilas de pájaros negros en las que se disuelve la noche.

 But I know, too,
that the blackbird is involved
in what I know.
W.S.

La cita de Wallace Stevens que abre las puertas de este libro grávido y tenue acusa la mano que lo ha escrito, la que penetra hasta el último secreto  del canto de ese tordu  para hacerse una con su lenguaje.

Y este es el lenguaje del todo y de la nada, el que aprenden los príncipes de cuento al comer la lengua de un ruiseñor, el conocimiento que se bebe en un elíxir imposible, en la pecaminosa disfrutada fruta prohibida, ante una blanca pared zen con los ojos ya rotos de sueño, que se entrevé en el enésimo giro del sufí, en un jeroglífico de Akhenaton o en el romance umbro de la muerte hermana de Francisco.

Al too y a la nada,
gracies.

Al aire, por nun ser plomu
entovía
gracies.

En el xiblíu que atraviesa las páginas orbita una muy vieja y murmurante memoria, la de las causas y las consecuencias, la de las junturas entre las cosas, las asociaciones eternas aunque invisibles y olvidadas, recordadas renacidas en esta agua de inocencia en que el poeta sumerge a las palabras.

La lluz. La tarde. L'home.
El rebañu y el perru que dan vuelta.
Les chimenees qu'asomen sobre
ochobre.
El pueblu; el so silenciu azul de cal y hortensies.
Val la pena ser mortal y de carne.

Tanta beatitú
-un tordu canta-
merez la nuestra ausencia.

Cantu'l tordu que revela desde la primera nota la cosmicidad de su lenguaje, porque su lenguaje es el cosmos que al escucharse a sí mismo se mira, Narciso de otro signo, salvado por la gracia de Eco.

Poder del ecu...
Per un instante'l valle
tou palabra.

En esa palabra toda nacida de sí, el minúsculo cantu'l tordu  puede serlo todo en el valle infinito del lenguaje, porque ha abierto todos los caminos y transita vertiginoso por las venas del sentido que parten desde el corazón de la Tierra hasta la última estrella insospechada.

Verdad de tabla esmeraldina: el mundo de arriba es el mundo de abajo y quien abre las tenues puertas de este libro grávido se asoma a las sílabas más altas de la palabra hombre  y  en asturiano silabea el abismal, extático lenguaje con que está escrito el Universo.


Aurelio González Ovies
El cantu'l tordu.
Llibrería Académica
Uviéu, 2009

Kyra Galván o el pecado de la inteligencia

Kyra Galván. Foto: María Meléndrez Parada. La Jornada
Por María García Esperón

Kyra Galván es mexicana, economista, traductora, poeta y escritora. Una mujer inteligente engarzada en la contemporaneidad de un país complejo como pocos, que aborda la verdadera y pecaminosa historia de la monja más célebre  después o a la par que Teresa de Ávila: la jerónima Juana de Asbaje, mexicana, científica, lingüista, poeta y escritora. 

Los indecibles pecados de Sor Juana, publicado por Planeta en la serie de novela histórica MR en septiembre 2010 es una historia verdadera. Porque es un camino que la inteligencia ha emprendido para expresar la esencia del "objeto-sujeto" de su andadura. Una monja escritora y famosa en pleno siglo XVII mexicano. Pecaminosa la historia porque tanto la investigación como la connaturalidad afectiva con que procede la artista Kyra Galván para develar la verdad de su objeto-sujeto revela que la monja rompió con la pobreza, la obediencia y la castidad de su condición religiosa, observando -y esto estaría por verse- solamente el voto de clausura.

Una gran erudición tiene este libro en sus cimientos. Pero en ningún momento se antoja pedante ni pomposo. El encanto, aire de los grandes maestros del género, atraviesa cada página otorgando el conocimiento en bocanadas de deleite. El lector verá desfilar al marqués de Mancera y a Leonor Carreto, a María Luisa Manrique y a don Carlos Sigüenza como si fueran sus conocidos de todos los días. La voz narradora de la sobrina de Sor Juana, Sor Isabel María tiene un misterio inquietante, parece salida de la tumba recién abierta de una reclusa en San Jerónimo y es una muerta tan viva como solamente puede ocurrir en el México de Rulfo, de Posada, de noviembre y de Mixquic. 

Macabra y humorista, envidiosa y leal, sentimental y colérica, Sor Isabel María es la autora de estas revelaciones conmovedoras sobre la personalidad de la jerónima, que lee la protagonista femenina, Laura Ulloa, en el curso de una investigación para un posgrado en Sevilla. 

Retrato de Sor Juana
Miguel Cabrera
Juana-Isabel-Laura-Kyra: cadena platónica de voces que se complementan y extrapolan, que juegan en el tiempo y con el tiempo, que pelean desde la condición femenina, que denuncian a los poderes, que se enfrentan a ellos, que saben ganar y que saben perder. Pasa la Inquisición y la sombra de Galileo. Pasa la Iglesia  y de nuevo el poder para castigar el único pecado que no puede perdonarse, el que es verdaderamente indecible, el que justifica la persecución y el soborno y la tortura: el pecado de la inteligencia.

Muerta Sor Juana, el sistema la eleva a los altares. Se estudia y no se lee. Se analiza y no se vive. Se santifica y fija y pule esplendorosa. Pero su grito, cuando emerge, se apaga, se ignora y se ahoga. Cuando entre nosotros una mujer o un hombre demuestra de algún modo una inteligencia excepcional el grupo reacciona apagándolo: ¿Cómo te atreves? Todos somos igualmente peores y tú el peor o la peor de todos. Sólo los pobres de espíritu van al cielo. Lo demás es soberbia, vanidad. Firma aquí, con tu sangre. ¿Listo? Gracias por abjurar aunque todos sabemos que eppur si muove...



Retrato de Sor Juana
Juan de Miranda
Del enigma de la abjuración de Sor Juana, de esos últimos años que tuvo que vivir renunciando a ser ella, expiando el indecible pecado de la inteligencia, Kyra Galván ha construido una hipótesis novelística tan deslumbrante que si non è vera, è ben trovata. Si todo lo que ha develado en este libro excepcional no es cierto, merece serlo, por bien estructurado, por bien hallado por una mente de escritora que ha dejado plasmada en estas páginas su madurez intelectual y gozosa.
En una entrevista de 2010, Kyra Galván manifiesta que ha intentado poner carne a los huesos de Sor Juana. Ha hecho esto y más, mucho más. Ha puesto pasión, motivaciones, olores, colores, lenguaje, detalle, humor, aventura, deliciosa truculencia, suspense, alquimia, humanidad, amor, inmortalidad y poesía. Ha llenado los huecos de la crónica oficial con una imaginación empapada de memoria. Memoria colectiva, memoria lógica, memoria femenina y memoria mexicana. Ha desentrañado a la monja de los billetes y de los libros de texto y hasta de cierta hagiografía para jugar con un desparpajo y una inteligencia que hubieran encantado a la jerónima y que a nosotros lectores y lectoras del siglo XXI nos seducen e interpelan, nos hacen reír y nos hacen pensar, relacionar, volver a leer y volver a mirar.

Venus de Urbino. Tiziano
Porque tiene una gran dimensión iconográfica este libro. La portada basada en una idea original de Ámbar Galán y que obedece a la imaginación de la escritora es ya una alegoría que hubiera aprobado la creadora del Neptuno alegórico. Una alegoría y un sincretismo como Quetzalcóatl y la Virgen de Guadalupe, como Sor Juana misma, como los retablos barrocos y los exvotos: mirada sobre mirada que a fin de cuentas nos mira. Rompecabezas que el lector armará, como armará las piezas dispuestas en una novela que, al igual que todas las grandes obras, nos habla finalmente de nosotros mismos.

En el nombre del nombre

Por María García Esperón

La palabra de Luis Miguel Rabanal discurre en su último libro, "Lugares", por entre las seguridades e incertidumbres de un mapa irisado de nombres de belleza sorprendente.
Nombres cotidianos de la geografía española, de ir al mercado o tomar el tren, de verse con el amigo o perderse una cita,  pero que en el contexto que Rabanal urde adquieren connotaciones metafísicas. Metafísicas y encarnadas. En este texto surcado por espasmos eléctricos, el lugar tiene sus raíces en el cuerpo y viceversa, topología humanizada sin misericordia.

En Las Calandras la niña
se aferra a la vergüenza por fin
y agradece el desdén y el exceso
que se posesionan de sus ingles,
sin término medio.

Si eso ocurre en Las Calandras, en El Pedazo la soledad se apiada de ese tú que somos todos:

Sin tardanza comparecía
a dar la lata la soledad,
se apiadaba de ti desde El Pedazo,
se aferraba a tu cuello
y que el mayor sortilegio terminase
en tus venas.

En La Carcabén se dan cita las pesadillas y Prinderos era el mundo que sobraba, la primera caricia se yergue en La Cerra (¡la Cerra!) y los niños de Filucha se esconden en las cocheras viejas. Sobre Montecorral las brasas, dice el poeta y su voz ya no es su voz, sino la misteriosa del lenguaje que nos tiene manando de su murmurante memoria.

Para qué, si no, tantas
palabras.

Tal vez, para devolvernos la maravilla de las palabras, de esos nombres de lugares gastados como piedras, que al contacto con el agua viva de la poesía de Rabanal emergen aturdidos de origen:

Finge que se asoma y el hombre
recuerda su paso por la calle de Atrás,
escucha todavía el clamor
que pronuncia el arrepentimiento
cuando lo aterra y lo llena de polvo.

La toma de conciencia poética que nos propone Rabanal le ha dado la vuelta a la llave de las palabras. Motín de la etimología, tierra que aterra, polvo que emerge de las letras y nos llena la boca arrepentida, palabras que son nombres y lugares y que surcan el río del texto como dioses desencadenados: Traslafuente, Valdeluna, Oterico, Olleir, Valdaldón...


Volver a llamar por su nombre
al cansancio.
Volver a llamar por su nombre
temido al amor, con su manera
Luis Miguel Rabanal
de andar despavorida y tierna...


Qué inagotable riqueza es capaz de ver este poeta por donde todos pasan, por donde todos son, por donde nadie se detiene a paladear la sonoridad del nombre, su efecto sobre el cuerpo y sobre el alma, la poesía que en este momento y en todos atraviesa alguna calle, se recarga toda agua en el brocal de alguna fuente seca y que, incansable, nos sueña.  O acaso esa riqueza, esos lugares y esas sus palabras han emanado todos del poeta, de Luis Miguel Rabanal capaz de ser fuente de mundo en el nombre del nombre.

Tiempos interesantes


Dentro del proyecto de animación a la lectura que Ediciones El Naranjo viene construyendo, el lunes 5 de septiembre fui invitada a dar una conferencia en el Grupo SADASI, donde al lado de Ana Laura Delgado, Angélica Antonio y los directivos y personal de SADASI vivimos una inolvidable tarde llena de emociones literarias y vitales y donde todos los asistentes accedieron a emprender el viaje más emocionante que imaginarse pueda: a través de las páginas de un libro. 


Tiempos interesantes
Por María García Esperón

These are interesting times
Gareth Owens

Buenas tardes, gracias por venir a hablar de dos de las realidades más hermosas que puedan existir: la libertad y los libros. La libertad, como dijo el poeta Horacio en un libro, tiene el nombre dulce. Los libros, tienen forma de libertad, de alas tendidas al vuelo, son sin duda el arquetipo de la trascendencia, del anhelo de inmortalidad, abiertos disponen sus hojas en manos de plegaria porque no mueran ni el amor ni la belleza, ni el conocimiento ni la amistad.
Libros: forma de libertad. Pero ¿cuál es la forma del libro? Ahora que la forma tradicional de publicar y el libro impreso atraviesan por la revolución de los soportes electrónicos vale la pena meditar en su esencia, recordar su camino, cerrar los ojos en esta tarde de septiembre y abrirlos en la noche de los tiempos.
Que sea septiembre también, en una isla muy hermosa, de clima incomparable, de majestuosas montañas, de valles donde se entonan todos los colores del arcoíris. Una isla que llamamos Creta porque así nos la nombró el poeta Homero en la Iliada y la Odisea, una isla gobernada por un poderoso monarca llamado Minos, poseedor de una armada formidable, dueño y señor del Mediterráneo.

Vivimos sin lugar a dudas, tiempos interesantes. Tiempos en los que podemos llevar a la realidad sueños antes impensables. En los que podemos poner a volar la imaginación y la libertad a través de esas aves de memoria e inmortalidad que son los libros.

La luna en Creta es una diosa, se llama Pasifae: la que brilla sobre todo. El toro en Creta es un dios, encarnación plástica y viviente de los poderes de la tierra, del dios Poseidón que agita los huesos del planeta y produce los sismos, sismos terribles que han destruido ciudades enteras y cuya memoria siempre es presente.
El pueblo de Minos practica las artes. También las letras. Tienen dos sistemas de escritura corriente y uno sagrado, jeroglífico, de signos sagrados. Tienen pues libros que en este imperio del mar son tablillas de arcilla. Alguien en algún momento ordena un libro diferente, un libro que tenga la forma de la luna, la forma del sol, que sea un disco y que en él se disponga un poema a la manera de un laberinto, a la manera de una tela de araña.

El Disco de Festos
Y el mensaje se escribe. Se mandan fabricar sellos de oro para imprimir el poema. El disco de arcilla se hornea y su superficie ambarina arde con el misterio de los signos que soporta. Este libro circular, que cabe en la palma de la mano, surcado de dibujos que son palabras, de palabras que son sonidos… se deposita silencioso y consagrado en una fosa de un palacio exquisito.
Y pasa el tiempo, y en el tiempo pasan sucesos. Sucesos naturales e históricos. A pocos kilómetros de Creta explota una isla, la más hermosa, Kaliste, que también se llamaba Thera. Una serie de tsunamis arrasan con las costas, succionan los navíos, inundan las grutas sagradas. Una cadena de sismos conmueven los cimientos de los palacios. La destrucción es casi total, el imperio de Minos se doblega y mustia y sobre él se establecen los duros señores micénicos, los reyes guerreros que canta Homero en su Ilíada, los que se llamaban pastores de hombres y wannax, esa palabra que no es griega.
Y pasa el tiempo. Arenas, polvo, animales, vida, asentamientos de pueblos diversos. Pasan mil años y otros dos mil y quinientos y el libro aquel, circular, laberíntico, eterno, con su poema ardiente y consagrado permanece oculto, bajo la tierra.

Sir Arthur Evans
En otra isla, a principios del siglo XX, un hombre de genio fue capaz de intuir ese pasado, de escuchar la voz de una civilización sepultada por el tiempo y por la tierra, de ir a buscar sus libros. Y los encontró, encontró todo, el laberinto y la “biblioteca”, cientos de tablillas con escrituras, frescos, palacios, historia, color y vida. Se llamaba Arthur Evans. Encabezó y sufragó una de las más impresionantes misiones arqueológicas que hayan existido jamás. De su propio bolsillo, con el apoyo y respeto de su patria, Arthur Evans sacó a la luz la civilización más antigua de Europa, devolvió a los europeos su glorioso pasado, equiparable al del Egipto milenario.
Ya casi al final de su vida, nonagenaria, Arthur Evans impartió una conferencia en Londres a la que asistió un niño de 13 años. El viejo arqueólogo se lamentaba de que los “libros” que había encontrado, esas tablillas de arcilla surcadas de signos, no podían leerse, no existía la clave para que fueran descifradas, se ignoraba su lenguaje. Incluso ese disco de arcilla, que no había encontrado él, sino un arqueólogo italiano, a pesar de tener dibujos que podían comprenderse en su mayoría, permanecía indescrifrado.
Michael Ventris
El niño de 13 años recogió el sueño del arqueólogo, más que arqueólogo, descubridor de Humanidad. Se llamaba Michael Ventris, se hizo arquitecto y a lo largo de 20 años ideó un sistema para intentar traducir las tablillas. Y lo logró, a mediados de la década de 1950, a través de la radio se anunció al mundo que las tablillas estaban escritas en griego. Y que no era un alfabeto, sino un silabario. La emoción que atravesó el planeta fue indescriptible, parecida a lo que sintieron los europeos cuando Champollion en el siglo XVIII logró descifrar la escritura egipcia gracias a su análisis de la piedra de Rosetta.
Pero nuestro libro circular, ese poema resguardado por el tiempo y por la tierra, permanecía indescifrado. Otros investigadores lo intentaron y muchos soñadores han ensayado hacerlo hablar desde entonces.
Todo en vano.
El libro circular, el libro-disco libre permanece en su museo, en Herakleion, capital de Creta, como un reto para ser leído, como una aventura para quien quiera correrla.

En primera persona

Ahora hablo en primera persona. Amando el pasado como lo amo, sintiéndolo como lo siento a taravés y principalmente de esas extensiones de memoria e imaginación que son los libros, a través de un libro muy libre, descubrí en mi adolescencia el disco de Festos. Y como el niño de 13 años que escuchó al arqueólogo, recogí inconscientemente su reto y su pregunta.
Me han presentado aquí como una escritora de literatura infantil y juvenil. Y lo que yo quisiera decir ahora es que empecé a escribir precisamente por ese reto, por ese mensaje guardado en el disco, para saber qué dice, para leer ese “poema”. Entusiasta de internet, se me ocurrió escribir una novela que fuera una investigación y donde los jóvenes fueran los protagonistas, y donde las herramientas de comunicación que brinda la red y los modos de pensar y de analizar que se siguen de los hábitos cibernéticos, los instrumentos para estudiar ese libro, para disfrutar de ese poema.

Philippe Plagnol
Un joven francés, Philippe Plagnol, quien existe verdaderamente e hizo un sitio web a propósito del disco de Festos a fines de la década de los noventa, que fue cuando descubrí Internet, fue convertido en el personaje principal. El otro personaje es Nuria, una chica mexicana, para reivindicar para México, a través de este sueño, una aventura de este tamaño. Esta fue mi primera novela y se llama El Disco del Tiempo, ganó un importante premio de literatura juvenil y significó el haber encontrado mi camino de escritora. La secuencia de esta novela, sobre otro objeto arqueológico igualmente fascinante, el Disco de Nebra, ha sido publicada en Cuba, y se llama El Disco del Cielo.
El año pasado, el gobierno de Costa Rica eligió El Disco del Tiempo como parte de las lecturas obligatorias para secundaria. Esto significó un gran aumento de lectores y una lluvia de visitas en los sitios internet que llevo paralelamente a mis libros. Como por arte de magia, National Geographic emitió en los meses pasados un programa que se ha repetido mucho en torno al Disco de Festos. Esto hizo que los visitantes a mis sitios internet se multiplicaran. 

Gareth Owens. Foto: National Geographic
El programa fue estelarizado por el principal estudioso actual del libro, el Doctor británico-griego Gareth Owens, quien vive en Creta y encabeza el Proyecto Daidalic para investigar las escrituras cretenses y el disco de Festos. Él ha podido descifrar una palabra y mediante la ayuda de un programa de computadora transladar a lenguaje musical el mensaje del disco. Esto revela que tiene estructura de himno o de poema y que la investigación va por buen camino.
Lo que comenzó como un sueño adolescente, un libre sueño de libros, es ahora una aventura cultural en la que quiero involucrar a todos ustedes. Me puse en contacto con Gareth Owens, quien ya estaba enterado de mi libro y me pidió encarecidamente se lo enviara. El Disco del Tiempo ahora está en Creta y a la isla hermosa a propósito de la que iniciamos esta charla ha llegado al suelo de Minos y Ariadna, de Minotauro y Pasifae. y una vez puestos a soñar, a fabricar recuerdos de futuro, es imposible detenerse:   ¿Y si un joven mexicano, costarricense, chileno recoge ese reto, como Michael Ventris recogió el sueño de Arthur Evans? Y si un joven de Guatemala, de Colombia, de El Salvador inventa un método y puede decirle a Europa en el siglo XXI “te devuelvo este lenguaje”, "te devuelvo las voces de estos hombres y estas mujeres, de estos niños"..?

Vivimos sin lugar a dudas, tiempos interesantes. Tiempos en los que podemos llevar a la realidad sueños antes impensables. En los que podemos poner a volar la imaginación y la libertad a través de esas aves de memoria e inmortalidad que son los libros. En los que podemos decir: Yo no soy, sino a través de los otros, quienes me dan plena existencia. En que podemos interesarnos los unos por los otros, leernos, extendernos, recogernos los sueños y a través de estos libros escritos entre todos, ser, como nunca antes en la historia de la humanidad, libres. Libres para soñar, para conocer, para proyectar e interrelacionar, para decir con todas sus letras y llenar todos los sentidos de la hermosa frase de los clásicos: Hombre soy y nada humano me es ajeno.



martes, 22 de noviembre de 2011



Todo es jeroglífico *
Lee, lee y relee… y encontrarás
(Maxima alquímica)

¿Por qué un texto despierta nuestra curiosidad? Porque intuimos que encierra tesoros ocultos o algún misterio. Un libro cerrado es una promesa de viaje, de hallazgo, de conocimiento.

Decía Borges que la misión del poeta es logar que las palabras vuelvan a ser mitos, esto es, verdades profundas que se comunican en lenguaje imaginario. Refrescar el lenguaje, recrearlo, retornarlo a su condición sagrada.
Para los antiguos egipcios, de quienes hablaremos mucho en el transcurso de esta charla de personas que gustan de leer y de escribir, la dimensión sagrada del mundo se expresaba a través de los jeroglíficos. Hieros, sagrado, glyphos, obra tallada, por extensión signo.
Desde la mirada sagrada de la espiritualidad egipcia, todo es jeroglífico, pues en todo alienta la respiración sagrada de los neter o dioses.
La escritura, la lectura, en el alba de esta civilización poderosa son cosa de dioses, de eternidad, de trascendencia, de conocimiento, de realidad. Una serpiente jeroglífica es tan esencial como la que se arrastra por la arena, y el escriba tiene a bien representarla atravesada por una lanza para que no muerda a los lectores. Tres mil años de civilización, desde las imponentes pirámides que hoy nos asombran hasta los delicados templos de los Ptolomeos, la piel de Egipto se cubre de signos, de sagrados signos, de jeroglíficos. La pirámide de Keops es eso, un signo, como lo son los templos y los obeliscos.

El libro cambia porque nosotros cambiamos, los sentidos se diversifican, las posibilidades se multiplican. Después de un libro no somos los mismos, algo ha ocurrido.

¿Por qué un texto despierta nuestra curiosidad? Porque intuimos que encierra tesoros ocultos o algún misterio. Un libro cerrado es una promesa de viaje, de hallazgo, de conocimiento. Como dijo Heráclito de Efeso, no podemos bajar dos veces a las agues de un mismo río, pues tampoco pasamos dos veces por las páginas de un libro. El libro cambia porque nosotros cambiamos, los sentidos se diversifican, las posibilidades se multiplican. Después de un libro no somos los mismos, algo ha ocurrido.
Una transformación hemos experimentado, un crecimiento anímico, un contacto con esas dimensiones invisibles que nos compelen a ampliar nuestro ser, a perfeccionar nuestras potencias, a crecer interiormente. Es una dynamis, una fuerza apasionada que se contrapone a la apatía, es un ejercicio que crece ejercitándose, es un placer y una aventura y un misterio. Es una elección también, porque no todos la toman, porque en algunos hay miedo o debilidad o apatía. Es evolución y revolución en y por nosotros mismos.
Podemos leer. Podemos desentrañar los sentidos que aprisionan y liberan las letras. Podemos escribir, poner a vivir nuestros pensamientos en una nueva vida, continuar la ya existente, resucitar presencias y traer a la existencia bellezas antes de escritas, inexistentes.
Uno de los momentos más impresionantes en la historia de la humanidad fue el de la invención de la escritura. Reflejar el mundo multiforme en un conjunto de signos, cada uno con su esplendor, tembloroso de dioses, se hizo en el antiguo Egipto una religion de la letra. Pero 3 mil años son muchos y el significado de los jeroglíficos se perdió.

Podemos leer. Podemos desentrañar los sentidos que aprisionan y liberan las letras. Podemos escribir, poner a vivir nuestros pensamientos en una nueva vida, continuar la ya existente, resucitar presencias y traer a la existencia bellezas antes de escritas, inexistentes.

Uno de los momentos más impresionantes en la historia de la humanidad fue cuando esa escritura olvidada pudo ser leída. Y esta proeza la llevó a cabo un solo hombre. Un solo hombre recuperó el legado de hombres incontables que se sucedieron a lo largo de 3 mil años. Un solo lector devolvió a la humanidad el esplendor de una civilización. De cómo este sentido fue recuperado por un solo lector convirtiendo la aventura de leer en una de las más grandes que pueda correr la humanidad y de cómo al leer se despiertan mundos dormidos y se trae al presente la herencia riquísima del pasado, tratará este paseo a través de imágenes y de Historia y de siglos que les propongo hagamos juntos, partiendo de una maxima alquímica:

Lee, lee y relee y encontrarás…

*Introducción de la conferencia pronunciada en el Curso Estatal para Asesores Acompañantes, del Plan Estatal de Lectura del Estado de Hidalgo en la ciudad de Pachuca el 30 de septiembre de 2011.